¡Tenemos mucha suerte!
Nuestros profes nos han organizado una charla con una súper profe de la UBU, que nos ha explicado muchas cosas sobre la ciencia y sobre ella misma.
A ver, que nos vamos por las ramas: el 11 de febrero se celebra el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, y cada curso del cole lo trabajó con una científica (de la cual, la mayoría, no habíamos escuchado hablar nunca antes). Así, aprendimos que las mujeres también pueden dedicarse a la ciencia, aunque hasta hace muy poquitos años no se las reconocía su papel en ella, llegando algunas incluso a no recibir reconocimientos como el Premio Nobel, porque el premio se lo quedaba un ¡hombre!
Todos nos acordamos de Marie Curie, pero claro, ella solo obtuvo el reconocimiento que merecía porque Pierre Curie, su marido, decidió darla la importancia que él sabía que ella tenía en sus descubrimientos y trabajos científicos. Pero anteriormente, e incluso después de ella, muchas científicas memorables tuvieron que renunciar al reconocimiento y la fama por sus trabajos solo por... ser mujeres. Por eso conmemoramos este día. Para nosotros es muy difícil conocer científicos famosos, todos pensamos que son señores, que viven en países lejanos y que experimentan con cosas muy raras, pero la ciencia se puede hacer desde cualquier lugar, y, sobre todo, cualquier persona.
Por tooooodo esto que os hemos contado, la semana pasada vino a vernos Ileana María Greca Dufranc, profesora de la UBU en la Facultad de Educación, dentro del departamento de Didáctica de las Ciencias Experimentales: enseña a los futuros maestros a enseñar la ciencia, y acercarla a los niños y niñas de primaria. Al fin y al cabo, ¡nosotros seremos los investigadores y científicos del futuro!
Le hicimos muchas preguntas, sobre ella, sobre su carrera, y sobre las diferencias que encuentra entre el pasado y el presente con respecto a las mujeres en la ciencia, y, realmente, nos sorprendieron muchas de sus respuestas: nos dijo que cuando ella era pequeña, no había tanta distinción entre hombres y mujeres, porque se crio en la época de ¡los "hippies"!, y ellos pensaban un poco menos en las diferencias entre sexos y un poco más en la igualdad... Aunque, como también nos comentó, ahora hemos retrocedido, volviendo a fijarnos en las diferencias, y no en las semejanzas.
También nos contó que su primer contacto con la ciencia fue gracias a su abuela, que la enseñó a diferenciar, en el cielo nocturno, los planetas de las estrellas... ¡Y ella nos lo enseñó a nosotros! Resulta que las estrellas titilan (juramos que jamás habíamos escuchado esa palabra antes), es decir, como que se encienden y se apagan. Sin embargo, los planetas, al reflejar la luz, y no emitirla, mantienen su brillo constante (toma ya, piececita de cultura que os damos).
Pero lo que nos llamó más la atención fue que se fijara para convertirse en científica en...
Spock, de Star Treck. ¿Os imagináis que el día de mañana nosotros queremos convertirnos en científicos por... yo qué sé... Pocoyó? Sería épico.