jueves, 17 de febrero de 2022

CUENTO DE LA TORTUGA

 CUENTO DE LA TORTUGA

TÉCNICA DE LA TORTUGA PARA EL AUTOCONTROL.

Os quiero mostrar la técnica de la tortuga basada en un cuento que os dejo a continuación. También os dejo un vídeo de este cuento.

¿Qué es la técnica de la tortuga?

El famoso “método de la tortuga” fue desarrollado por Schneider y Robin en los años 70 en Nueva York. Comenzó siendo una técnica de grupo para niños con problemas conductuales. Pero hoy en día, la técnica es eficaz tanto en el cole como en casa porque sirve para ayudar a los niños impulsivos a autocontrolar sus emociones, especialmente cuando sienten emociones negativas como la ira.

Edades a las que está dirigida.

Desde los 3 a los 8 años.

Pasos a seguir para aplicar la técnica de la tortuga.

Leer el cuento de la tortuga.
Le enseñamos a ponerse en la posición de la tortuga: cerrando los ojos, pegando los brazos al cuerpo, bajando la cabeza al mismo tiempo que la mete entre los hombros, y replegándose como una tortuga en su caparazón.
Explicamos al niño que cuando se sienta enfadado, furioso, nervioso, con rabia, (como la tortuga del cuento), vamos a decir la palabra tortuga y tiene que ponerse en la posición que le hemos enseñado anteriormente, para parar, relajarse y pensar.
Cuando lo haya aprendido bien le explicaremos que el solo también puede decirse así mismo la palabra tortuga cuando se vea en una situación como las descritas anteriormente. Así intentara autorregular su comportamiento. Felicitarle cuando veamos que lo hace.
Podéis imprimir este cartel para ayudar a los niños a seguir estos pasos en una situación de ira, tanto en casa como en el colegio. Es muy sencillo y visual.

Cuento de la técnica de la tortuga

Os dejo el cuento de la técnica de la tortuga.

Podéis poner la edad de vuestros hijos o alumnos. También podéis quitar situaciones que no se estén produciendo y contarles situaciones que queráis trabajar con él o ella, o el aula. De esta forma se identificará aún más con el personaje de la tortuga.

El cuento de la tortuga

Hace mucho tiempo, vivía una tortuga pequeña y risueña. Tenía 5 años. Se llamaba Torti. A Torti no le gustaba ir a la escuela. Prefería quedarse en casa con su madre y su hermanito. No quería estudiar ni aprender nada: sólo le gustaba correr y jugar con sus amigos, o pasar las horas mirando la TV. Le parecía horrible tener que leer y leer, y hacer esos terribles problemas de matemáticas que nunca entendía. Odiaba con toda su alma escribir y era incapaz de acordarse de apuntar los deberes que le pedían.

Tampoco se acordaba nunca de llevar los libros ni el material necesario a la escuela. En clase, no escuchaba a la profesora y se pasaba el rato haciendo ruiditos que molestaban a todos. Cuando se aburría, que pasaba a menudo, interrumpía la clase chillando o diciendo tonterías que hacían reír a todos los niños.

A veces, intentaba trabajar, pero lo hacía rápido para acabar enseguida y se volvía loca de rabia cuando, al final, le decían que lo había hecho mal. Cuando pasaba esto, arrugaba las hojas o las rompía en mil trocitos. Así pasaban los días…

Cada mañana, de camino hacia la escuela, se decía a sí misma que se tenía que esforzar en todo lo que pudiera para que no le castigasen. Pero, al final, siempre acababa metida en algún problema. Casi siempre se enfadaba con alguien, se peleaba constantemente y no paraba de insultar. Además, una idea empezaba a rondarle por la cabeza: «soy una tortuga mala» y, pensando esto cada día, se sentía muy mal. Un día, cuando se sentía más triste y desanimada que nunca, se encontró con la tortuga más grande y vieja de la ciudad. Era una tortuga sabia, tenía por lo menos 100 años, y de tamaño enorme. La gran tortuga se acercó a la tortuguita y deseosa de ayudarla le preguntó qué le pasaba.

– ¡Hola! -le dijo con una voz profunda- te diré un secreto: no sabes que llevas encima de ti la solución a tus problemas»

Torti estaba perdida, no entendía de qué le hablaba.

-¡Tu caparazón! exclamó la tortuga sabia. Puedes esconderte dentro de ti siempre que te des cuenta de que lo que estás haciendo o diciendo te produce rabia. Entonces, cuando te encuentres dentro del caparazón tendrás un momento de tranquilidad para estudiar tu problema y buscar una solución. Así que ya lo sabes, la próxima vez que te irrites, escóndete rápidamente».

A Torti le encantó la idea y estaba impaciente por probar su secreto en la escuela. Llegó el día siguiente y de nuevo Torti se equivocó al resolver una suma. Empezó a sentir rabia y furia, y cuando estaba a punto de perder la paciencia y de arrugar la ficha, recordó lo que le había dicho la vieja tortuga. Rápidamente encogió los bracitos, las piernas y la cabeza y los apretó contra su cuerpo, poniéndose dentro del caparazón. Estuvo un ratito así hasta que tuvo tiempo para pensar qué era lo mejor que podía hacer para resolver su problema. Fue muy agradable encontrarse allí, tranquila, sin que nadie le pudiera molestar.

Cuando salió, se quedó sorprendida de ver a la maestra que le miraba sonriendo, contenta porque se había podido controlar. Después, entre las dos resolvieron el error («parecía increíble que con una goma, borrando con cuidado, la hoja volviera a estar limpia»). Torti siguió poniendo en práctica su secreto mágico cada vez que tenía problemas, incluso a la hora del patio. Pronto, todos los niños que habían dejado de jugar con ella por su mal carácter, descubrieron que ya no se enfadaba cuando perdía en un juego, ni pegaba sin motivos. Al final del curso, Torti lo aprobó todo y nunca más le faltaron amiguitos.

Aquí os dejo un vídeo sobre el mismo cuento por si queréis enseñar el vídeo en lugar de leerles el cuento.



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